Planeta Pis, 2025

Texto original de la traducción

Si bien el mundo albergaba muchos misterios, los límites de ese mundo no eran nada misteriosos, pues carecía de medida o lindero y contenía en él criaturas más horribles aún y hombres de otros colores y seres que ningún hombre había visto, sin embargo nada de ello más extraño de lo que sus propios corazones lo eran dentro de ellos, pese a toda la soledad y todas las fieras
– Cormac McCarthy, «Mediterráneo de Sangre, o el Rojo del Atardecer del Oeste»

“BORN TO DIE 
WORLD IS A FUCK 
鬼神 Kill Em All 1989 
I am trash man 
410,757,864,530 DEAD COPS”

A estas alturas, es un cliché hablar de lo horrorizado que estás ante el detrito de nuestro mundo posmoderno. Es verdad que genera cierta emoción remover los pálidos cadáveres de la decencia para ver qué extraña vida se retuerce debajo, aunque sea sólo para luego tomarla y lanzársela en la cara a tus amigos. Sin embargo, se ha vuelto rutina ver otra historia más del capitalismo neoliberal siguiendo su absurdo plan al pie de la letra para luego sacar la corneta de payaso e indicarle a los amigos cuánto hemos caído y cuánto camino queda hasta el infierno. Nuestros receptores de dopamina con sabor a odio necesitan más, necesitamos coronar nuestro atracón de odio.
Así que vengo a ustedes como un profeta y les ofrezco una visión del mundo por venir.

Les ofrezco Planeta Pis, 2025.

Puede que al oír «Planeta Pis», te imagines océanos con fragancia a amoniaco y aguas amarillas, con la marea fluyendo y refluyendo bajo una luna de sangre en un cielo nocturno despojado de estrellas, mientras pequeñas islas de excremento humano se disipan como echazones y pecios de un barco. La espiritualidad de un mundo así no está demasiado lejos. Los videntes cegados saben la bendición que fue haber perdido la vista. Quizás vos también llegues a tal estado, como Edipo observando pensativamente las agujas doradas después de su terrible, horrible, espantoso, horroroso almuerzo con el pastor. Igual que Edipo, somos todos unos hijos de puta contaminados.

Tenés que entender que no te digo estas cosas para herirte, sino para advertirte que este nuevo mundo quiere herirte. Y creeme, lo hará. Planeta Pis 2025 es la humanidad acelerada, y no hay cabida para las unidades en desuso que piensan como la humanidad que fue abolida. Los demás no buscarán devolverte por un reembolso o dejarte en la tienda de antigüedades de Dorothy McGillicuddy. Todo lo que se quede corto de la depravación completa de tu espíritu, la desposesión de tu cuerpo y la aniquilación de tu mente sería misericordia. Digo «tu» porque si «vos» seguiste leyendo más allá de las primeras 150 palabras, ya sos parte de los abolidos.

Todo lo que odiás, todo lo que temés, todo lo que te asquea por dentro, será el pan de cada día en Planeta Pis 2025. Una realidad totalitaria, completamente adoptada y sin historia. Donde lo que es ahora una «pendiente resbaladiza» se volverá un tobogán de agua hacia la piscina de pis comunitaria en la que todos nos bautizaremos. Nunca te quedarás boquiabierto, nunca suspirarás ni señalarán cuánto hemos caído. Te sorprenderá eficiencia con la que las Cuatro Verdades Nobles de Buda se reducen a una sola:

«Enseño sufrimiento».
-Un indio que se sentó abajo de un árbol

Aclaremos algo. Una cosa es el Mundo de Payasos (Clown World) y otra es Planeta Pis. Al hablar del Mundo de Payasos, uno habla de las contradicciones y las absurdeces que constituyen al actual orden cultural y político. Estamos hablando de un presidente capaz de disparar misiles impotentes contra un país cuyos habitantes ni siquiera se pueden encontrar en un mapa, pero incapaz de detener una caravana de aztecas mestizos arropados con donaciones que no pudo vender el Gordo Bob del Emporio de Remeras del Gordo Bob. Estamos hablando de una nación deteniendo todo para decidir si se debería exponer a niñas a desfiles de Halloween mientras están drogadas con tratamiento hormonal casero y rengueando hacia el baño. Estamos hablando de decenas de hombres que perdieron su empleo por hacer con la mano el gesto OKAY en fotos, porque el periódico Morris Dees cayó en una broma que hicieron ranas anónimas.

Cuando hablamos de estas payasadas, hay una sensación de que arrastrar estas cosas a la luz y desenmascararlas ante el mundo permitirá que entre el resplandor de la luz y destruya a los vampiros con sus rayos purificadores. Todos estos son puntos críticos de la amplia guerra cultural que todo lo abarca y en la que occidente se ve inmiscuido, y cada día produce una nueva escaramuza a la que nos envían, aunque la guerra ya se perdió. Cuando hablamos del Mundo de Payasos, estamos buscando la manera de ahuyentar a los payasos.

Planeta Pis es diferente. Planeta Pis es la rendición. Planeta Pis es la ocupación. Planeta Pis es el Plan Morgenthau para tu psiquis destrozada. Planeta Pis es la culminación de todo lo anterior. El Mundo de Payasos no llega a los talones de Planeta Pis.

WORLD IS A FUCK

«Empezá de una vez —los escucho (y al editor) decir—. Ya hablaste bastante, como si intentaras advertirnos de no escuchar tu visión. No importa cuán horrible sea, no vamos a apartar la mirada. Herinos de una vez, por favor. Mostranos cuál es el espectáculo».

Muy bien. Contemplen, Planeta Pis, 2025

Contemplen, Planeta Pis, donde los gigantes tecnológicos expandieron sus favelas privatizadas a lo largo y ancho, los doctorados endeudados saltan de trabajo en trabajo y persiguen recompensas por delatar a cualquiera que no esté lo suficientemente comprometido con la diversidad. Se volverá en sí mismo un juego, con puntajes por «cabelleras» colectadas, sin importar qué tan absurda sea la recompensa. La dopamina debe fluir.

Contemplen, Planeta Pis, donde celebrás tu aborto hecho con un kit por correo para luego comprometerte públicamente a no tener hijos y reducir tu huella de carbono mientras recibís con brazos abiertos a los nuevos americanos que llegan navegando una ola de basura. Adoptar enormes familias desprivilegiadas se vuelve normal, como una manera de expiación, y los orgullos padres de mentón débil sonríen de oreja a oreja por el gran favor que le están haciendo sus hijas al mundo.

Contemplen, Planeta Pis, donde los pornógrafos tienen el capital social para demandar y forzar a los hombres agresivos a ver pornografía o poner en riesgo su empleo y finanzas, mientras a la vez se burlan del daño que les causa. Mil trepadores sociales sonriendo y repitiendo al unisono «masturbate, te vas a sentir mejor» mientras su propia malicia goza plena libertad.

Contemplen, Planeta Pis, donde la procreación es una pintoresca novedad; cada niño una niña, cada niña un niño, le pertenecen a todos y a nadie, con un hermoso arcoíris de matices entre el marrón claro hasta el marrón oscuro. Hasta los marginados respetarán el pronombre y chuparán el pene femenino. Sólo entonces podremos intentar el verdadero comunismo.

Contemplen, Planeta Pis, donde se abolió la guerra pero las escaramuzas son constantes, diarias y casi sin propósito para los que luchan más allá de los sombríos restos de resistencia humana o simples ataques de cólera animal. Nadie está feliz, pero al menos son libres. Una notificación amistosa aparece en tu nuevo dispositivo inteligente y te advierte qué caminos tomar para evitar el último disturbio autocontenido.

Contemplen, Planeta Pis, con tales maravillas tecnológicas como el DIU que filtra los microplásticos del pene, «purificadores de aire» en lugar de árboles y Soylent Green artesanal, pero es extraído sin crueldad de cucarachas de corral. Video bloggers famosos persiguen clics tirando la mitad de su sueldo en comida de prole adornada y hecha para ellos por un grupo de musulmanas queer que reciben fondos de una corporación cercana.

Contemplen, Planeta Pis, donde el propósito de una vida de trabajo es fundar la investigación de cómo dos corpulentas masas de carne inamovibles pueden conseguir mejores y más revolucionarias formas de sexo. Tanto la investigación como los sujetos de prueba se vuelven un programa, otra pantalla para pasar el tiempo en un apartamento cada vez más pequeño.

Contemplen, Planeta Pis, donde cada neurosis se ha convertido en un fetiche que se debe promulgar con el fin de llegar al orgasmo colectivo, se enseñará en las escuelas y se repetirá incesantemente en nuestros dispositivos. Aunque el miedo a los pedófilos siempre estará ahí, como una válvula de escape para la ira, se normalizarán tanto que el vigilantismo contra ellos será arbitrario.

Contemplen, Planeta Pis, donde el Presidente será una figura decorativa de American Idol que juró su cargo sobre un manual de recursos humanos mientras prometía hacer lo más posible por continuar la búsqueda de la igualdad ante una masa de millónes que apenas podían respirar entre la multitud sacándose selfies en pos de aumentar su crédito social. Aunque el presidente sea decorativo, y aunque todos reconocen que las corporaciones tienen todo el poder, repetirán solemnemente la importancia de la consagrada (¿o es concavada?) institución democrática

Contemplen, Planeta Pis, donde cualquier curiosidad intelectual fuera del nuevo corpus curado será inmediatamente sospechoso, donde no tener una fuerte opinión sobre la franquicia multimediática de última hora dejará una enorme mancha en tu crédito social, donde nunca podrás escapar al flujo constante de contenido ahora que Netflix encontró la manera de alojar su innovador algoritmo en tu cerebro, como una babosa de control mental deslizándose dentro tuyo. Tu futuro ha sido escrito por Media Mathematics.

Contemplen, Planeta Pis, donde tu experiencia con la naturaleza es una realidad virtual simulada y compartida con las pocas personas en línea con las que has podido encender al menos unas pequeñas ascuas de conexión humana. Aunque la simulación tiene fallas y trémulos anormales, te aferrás a la imagen porque la vocecita en el fondo de tu cabeza teme lo que harías si perdieras este pequeño simulacro de esperanza.

Escucho quejas de que esto ya está pasando. Sí, los retoños nacieron, pero todavía no florecen. Sólo cuando hayamos aceptado todas estas cosas como normales, cuando ,en lugar de estar satisfechos, tu familia y amigos aplaudan, entenderás verdaderamente lo que es Planeta Pis, 2025. No quedará nada a lo que apuntar boquiabierto para acusar al mundo de haberse vuelto loco. Será todo tan serio como una cena de domingo.

Esto es lo que tenés que entender sobre la realidad de Planeta Pis, 2025. Todas tus bromas se dan por sentado. Todas tus sátiras son la simple y llana realidad. Cualquier protesta en contra que creas detectar será inexistente. Si tenés pensamientos rebeldes, bajarás la cabeza para intentar sobrevivir, porque viste lo que Mundo de Payasos le hizo a tus antecesores. Viste lo que le pasó a tus amigos, a tu familia y a tus hermanos. Aceptaste que sos una gota de vino en la cubeta de pis.

La tecnología mejorará, pero tu calidad de vida no. No materialmente. No espiritualmente. Todas las fuerzas que abogan por este gran progreso buscarán activamente cómo dañarte de cada forma que pueda su sistema totalitario si sienten que no estás de su lado o si en el pasado no lo estabas.

Si realmente querés entender Planeta Pis, 2025 en un nivel intelectual más allá del sermón de confeti y bombarderos con brillo que dispuse, entonces tenés que entender la naturaleza de una ideología postotalitaria. Vaclav Havel explica muchos de estos conceptos en su obra El Poder de los Sin Poder (The Power of the Powerless) y elucida con habilidad la naturaleza de Planeta Pis en su concepto del verdulero:

«El sistema postotalitario con sus pretensiones toca al individuo casi a cada paso. Obviamente le toca con los guantes de la ideología. De ahí que en él la vida esté atravesada de una red de hipocresías y de mentiras: al poder de la burocracia se le llama poder del pueblo; a la clase obrera se la esclaviza en nombre de la clase obrera.(…) El poder es prisionero de sus propias mentiras y, por tanto, tiene que estar diciendo continuamente falsedades. Falsedades sobre el pasado. Falsedades sobre el presente y sobre el futuro. Falsifica los datos estadísticos. «

«El individuo no está obligado a creer todas estas mistificaciones, pero ha de comportarse como si las creyese o, por lo menos, tiene que soportarlas en silencio o comportarse bien con los que se basan en ellas. Por tanto, está obligado a vivir en la mentira. No tiene que aceptar la mentira. Basta que haya aceptado la vida con ella y en ella. Ya con esto ratifica el sistema, lo consolida, lo hace, lo es.»

La diferencia entre el verdulero de Havel y el habitante de Planeta Pis es que los primeros están entrenados para evitar estímulos negativos mientras que los segundos fueron entrenados para amarlos. Lo aceptan como una misión, un llamado religioso, y al igual que el Cristo de Pis de Andres Serrano, ellos harán su propia pose pervertida de Cristo y se sumergirán de cabeza en fluidos corporales. Se sumergirán y bautizarán en un nuevo mundo que aceptarán con amor a pesar de todos los pensamientos contradictorios, a pesar de todos los incidentes horribles y a pesar del dolor que les causa. Te odiarán si los intentás sacar.

Esta es la realidad totalitaria de Planeta Pis, 2025.

Está bien, sí, suena bastante feo. ¿Cómo escapo de Planeta Pis?

No podés. No escapás de Planeta Pis. Peleás. Forcejeás. Agarrás el bote en el cual tu padre baby-boomer se gastó toda tu herencia e igual que Johansen, lo estellás con la mayor fuerza posible entre los adormecidos ojos de Cthulhu. No importa cómo termine. Deslegitimás al sistema. Le sacás todo el provecho que puedas y aprovechás toda oportunidad para robarle. Legalmente, por supuesto, mediante cualquier resquicio que puedas encontrar, porque (*golpecito al micrófono de la NSA*) somos buenos ciudadanos morales que no cometen ningún crimen y condenamos toda y cualquier actividad ilegal.

Algunos buscan maneras más simples de terminar el sufrimiento eterno. Escucharon la sabiduría de los nómadas modernos, se unieron al culto de muerte de la caldera y rezan cinco veces al día en dirección a Yellowstone para que una erupción final escalde todos nuestros pecados modernos. De la misma forma, incluso los insectos vestidos de humano que trabajan horas extra sin paga para hacer que llegue Planeta Pis, 2025, miran hacia las estrellas, no para explorarlas, sino para atraer a un meteorito que acabe con todo. Personalmente, yo apuesto a que acabamos como una masa gris, un experimento del Imperio Han salido de control que sumerge, asfixia y consume al mundo entero. Estas son expresiones comprensibles. El ciudadano de un mundo basura, que entiende lo que es el mundo, que a menudo se sentó en silencio y entonó así como un místico totémico: «estamos cagando cosas que no se pueden descagar fácilmente». Es la desoladora realidad de un futuro oscuro, así que ¿por qué no acabar con un conciso «gg para todos»?

Pero también tengo otra visión. Una hipnótica y no tan clara, como un sueño que se desvanece en la mañana y del cual retenés un vestigio mientras seguís con el día a día. Cuando medito, casi lo veo dentro de mi mente.

Puedo ver que incluso en un mundo prendido fuego con gasolina, donde el dolor es máximo, hay hombres que aprendieron a amar la vida tanto que defenderán la última área digna de bosque con sus vidas, sin importar cuán poco valga. Todavía veo bebés que nacen y chupan la teta de sus madres en la oscuridad de la noche mientras caen meteoritos plásticos de las solitarias montañas. Puedo ver bandas de chicos temerarios reírse con historias que escucharon de cuando demonios tecnológicos recorrían la tierra. Puedo ver días fríos y amargos que se vuelven un poco menos incómodos con un fuego que la gente aprendió a hacer de sus abuelos y tío-abuelos.

Debe quedar claro que estos sueños no son premoniciones, sólo nociones somnolientas de un mejor futuro tras la inevitable larga oscuridad. Y siempre está la posibilidad de la extinción, siempre es posible, y esa ola de terror existencial resuena por dentro como un corazón palpitante en cada acción.

Salvo una conciencia milagrosa, simultánea y a lo largo de grandes franjas de la humanidad abolida, no detendrás al Planeta Pis. Avanza encorvado y con pesadez hacia nosotros mientras consume todo lo que ve con el imperativo moral de un predicador de fuego y azufre. Pelear contra Planeta Pis es un jihad interno, es estar siempre en guerra con uno mismo y con el mundo, ya que las guerras de Mundo Pis, 2025 son guerras máximas. Las guerras interminables.

No somos los hijos medianos de la historia. Somos los hijos abandonados de la historia, desamparados en los juncos de un río tan contaminado que se está prendiendo fuego. E igual que el Cuyahoga, no sé si se puede arreglar a tiempo para deshacer el daño. La humanidad ha sido abolida y Planeta Pis está llamando a la retirada. Puede que digas que esto es lúgubre o deprimente, pero los hechos son los hechos y quedó claro que hay dos tipos de personas en el mundo moderno y sólo habrá estos dos tipos de personas. Los que quieren vivir y los que quieren morir. Los que quieren morir y ya renunciaron a la vida son habitantes de Planeta Pis, cuyas vidas son un simulacro retransmitido ante sus ojos por entidades malévolas que les cobran por dicho privilegio. Los que quieren vivir, hombre y mujer, serán desterrados a la oscuridad y obligados a defenderse contra toda entidad hostil, su merecido por rechazar el Futuro Superior.

¿Amás la vida? ¿Querés vivir por tus descendientes? ¿Querés tener esperanza contra lo mal que se van a poner las cosas? Entonces más te vale aprender a nadar en un río en llamas, amigo, porque ¿qué más podés hacer?

Un comentario sobre “Planeta Pis, 2025

Deja un comentario